lunes, mayo 29, 2006

Cuchara revuelve

al Conde que, con inocencia, me ayudó a recuperar una imagen perdida en un colectivo

No quisieron dejarse ver. Partículas encontradas no quisieron mostrar su océano. Tan simple es despertar. Tan de a sorbos se da con un juego de sábanas. Abundan en la almohada, si abren la canilla, mostrar toda una primaria de desencuentros. Da la tercera caricia -polvillo remolonea- labios de azúcar se esfuman. Y un punto en una habitación. Desde aquel horizonte la marca deja de ser cicatriz. Tan simple es de a poco. Si pensara en un principio, no, tantos nacimientos olvidaron un principio. Un punto. Adentro de una taza.

3 comentarios:

Juan M Tavella dijo...

no no no no , che, yo no fui!



(gracias, igual)

Anónimo dijo...

hacete cargo

piscica dijo...

Hay algo de cierto en lo que dice el Conde. Y algo de cierto en lo que dice Husk.

Conde, se te agradece el haber estado en el momento de la recuperación (fue una pequeña iluminación), por eso te atribuyo la vuelta en el colectivo 76 y la taza de tu verdadero ojo.