domingo, marzo 26, 2006

Una nación de barbaridades

Da una vuelta carnero sobre la vereda, un sinfín de pétalos cuadrados enredados en el pelo del cemento. El niño da la vuelta al mundo de sus ojos, pies al suelo cielo suelo. El niño busca a su mamá. Le pregunta: Mami, ¿qué son los dioses? Un mundo de azulejos, hijo.

Araña el aire con sus palabras. Quiere saber qué es la memoria. Araña perplejo su crecimiento.

La ve llorar detrás de un vidrio. Un vidrio que por su espesor, por la impresión que provoca no poder atravesarlo, condensa toda una historia legal de países inventados. Países que por la disposición del espacio caminan en hilera como un jardín de infantes, estiran su mano al hombro del que va adelante. Un vidrio que por lo frágil acaricia con dedos que detienen el tiempo, lo afilan.

Despertaron un día que caía agua del cielo. Nombraron: la lluvia. Cicatrices en sus almas se borraron cuando supieron que el sol se quedaba para siempre. Aunque lloviera.

El mediterráneo sangra.

martes, marzo 21, 2006

Los criminales de la sol marina llegaron, abrieron las ventanas

Y el viento dejó historias empezadas todas pegadas en la pared.


Son 113 hormigas que caminan por el borde de la vereda. Luego, son 47 abejas sobre la hilera de flores que adornan la ventana. Hay 15 pájaros en el árbol que custodia el paredón del cementerio. Y 110, o mejor 93, pulgas en los perros que se pasean por la cuadra.
- Pero son todas líneas de colectivo, fanfarrón
- O sea, números aproximados tal vez, pero hay que hacer la merienda para todos ellos
- ¿Con qué?


A alguien se le ocurrió regalarle una lamparita para ver si se le prendían las ideas. Ella, en cambio, se contrató un payaso para ver si podía parar de llorar. Un payaso que vino cargado de sonrisas de otros. Le dijo: ¿cuántos elefantes entran en un fitito? – un tiempo atrás, esto no era así, mire, yo le voy a contar, pero usted tiene que prometerme que su boca será una tumba, silencio, y cuando yo digo silencio, es silencio del más silencio, y con esto quiero decirle, mire, que después de contarle lo que quiera, usted deberá permitirme que le corte las cuerdas vocales


Le dijimos que no se coma las uñas. Queda feo. Le dijimos que no se meta los dedos en las orejas. Queda feo. Le dijimos que no hable de más. Queda feo. Le dimos un beso y la tapamos con la frazada. Ahora, dormí, dormí, mañana será otro día, dormí, dormí, d-o-r-m-í. Después, con mi marido, hablamos de ella. Y diremos:
Versión para los juguetes niños:

La muñeca está embarazada. Papá sembró una semillita en el corazón de Mamá. Pronto vendrá al canasto un bebé. Cuando le apretujemos la pancita, gritará ‘ja-ja’. Cuando le apretemos las mejillas, dirá ‘buá-buá’. Será un bebé insoportable, lleno de figuritas en el bolsillo para ganarse a sí mismo: nadie querrá jugar con él. Lo sabe aunque no sepa aún lo que es mirar el mundo. Ni enamorarse. La muñeca está embarazada y habrá que tener paciencia. Ahora, soñemos.
Versión sin castrar:
Hoy comemo’ arroz pá’ levantar e’ ánimo que anda caío como flor marchita, con tantito silencio se me vá’ a quedar muda la nena. La muñeca, esa cosa que tiene brazos y piernas. Ese concebimiento desafortunado. Oh por dios qué haremos con una muñeca tan independiente, con tantas ganas de ser humana.


Alguien: en el fondo:
A mí me gusta el azul porque es el color del océano, es el color de los ojos de mi gato siamés, ah, no, sus ojos son celestes, pero es parecido, igual, qué te importa, idiota, a mí me parece que el azul combina con todo, ya ves que el cielo no se queja de que anda mal vestido ni hasta cuando anda de malos humores con sus nubecitas y sus alaridos de tristeza profunda. Decíme una cosa: ¿te sentís bien? ¿desde cuándo sos tan romántica con la naturaleza? Yo, en cambio, prefiero el negro, siento que es un color marginal y que muchos le tienen prejuicio, siento que está solo en su oscuridad, que nadie le da luz a su mancha, porque que sonríe, sonríe. Me siento fabulosa, me siento como que tengo diez pulmones.
Se sacude las migas del buzo, es el pan que se lleva a la boca y pierde sus esperanzas en el camino. Es bruto. De tan bruto da ternura.

Un abrazo (y a dormir)

Tu voz espesa. Desliz. Cerca y lejos.
Sin darte cuenta.
El aire que rodea. Espuma. Diluvio.
Es verbo singular lo que descentra.
Párpados abajo que la casa se construye.

Un mes

Día igualdía número igualnúmero partículas dividiéndose en miligramos de nubes la magnitud del cielo cabe entre los dedos índice y pulgar una planta sube su delicioso pétalo la tierra retumba con agua benditos eran los otros acá la luz está enroscada en la esquina pero sube sus comisuras y es todo es un rompecabezas de arena una gran mirada una certeza

- ¿hace cuándo, hace cuánto?

- un mes

lunes, marzo 20, 2006

Continuando el proceso

y ahora
celebración
la tierra aguda
parturienta
dejó
aterciopeladas
sierras sin tiempo
donde plasmar
los dibujos

el lenguaje se reintegra
reinterpreta

sigilosamente

miércoles, marzo 15, 2006

El proceso

Química mía
ululan los materiales
entre vos
y yo
destornillador
juré
por una patria
olvidable
de la a - a la z
lluvia allá
lluvia ahí
da lo mismo
el proceso
de todo miedo
para abolir
el recuerdo
un complejo motor
de aceites aguados
no necesitaba
traducción
y ahora

Five string serenade

Perpetuarnos.

lunes, marzo 13, 2006

Gato

Gato, vos sos gato de mi conciencia – cuando sea grande quiero ser jardinero de jardines ajenos hasta encontrar el propio- Un mundo desprovisto de dulzura – pensar en un rincón que no tenga nada nada nada de soledad- Alerta a cada distancia que propongo –y poder comprarme un chupetín cada dos meses- Por el abismo, por detener lágrimas de pájaro, suave desliz entre las piernas de la noche – pero mientras tanto, quiero decir- No creo en la forma de tu risa, diminuto universo envuelto entre los juguetes de tu futuro –tantas preguntas para copiarte y, sin embargo, ganas de saltar la soga- Voy hacia vos de lejos –hoy pagué un boleto de ochenta centavos para volver a casa, tendrían que haber sido cinco- Gato, una luz en el agua, gritos de cien mares en tu mirada –en el cajón guardo figuritas de mis sueños- Los huesos quemados por tu indiferencia –me gustan las hamburguesas sin queso y los autitos de madera- Vos sos condena.
Tal cual espejo fundido en mis pupilas.

Electrodo

Un piso de agua constante permite la inmediatez del movimiento. Púrpura, púrpura, púrpura. El viento que llega del este comparte el misterio. Ya no, ya no. Somos granitos de vidrio, gotas de agua en el río. Todas las electricidades detenidas en cada punta inmediata forman ramas de estrellas pequeñas. Un árbol azul se ve, pulsa el tiempo en un fragmento de verde. Se ve. Éste es el bosque de árboles de agua luminaria. En el sueño no hay peligro, nadie lastima ni siquiera yo (ya no, mi púrpura purpúrea, los planetas bajaron del sistema para jugar a las escondidas). Y el viento trae más viento, del sur, del norte, del oeste. No celebran aún porque tienen miedo. Dónde se ha visto un bosque de agua y un río de luz. Por dónde amolar la tierra firme. A quién preguntar. Dónde dormir. Y cómo. Shhh… el púrpura se enciende.

viernes, marzo 10, 2006

La (res)poste(a)

Idioteces, no.

El poste

Encarpetó entre sus sueños una inolvidable experiencia de electricista acuática. Claro, claro que sí, claro que podía usar cables de agua para hacer toda una instalación de luces en el mundo. Y así acaso fundamentar su pequeña teoría de amor.

jueves, marzo 09, 2006

Ascenso

Puritana carmín
de seda de alambre
juega a hacer una figura
concisa:
bebitos fantásticos
que usarán lentes de contacto
cuando crezcan

Mamá dirá: no os merecíais
este terrible desgarro
la mudanza de religión

Papá dirá: no decidiréis nada de nadais

¡Oh pero perderemos noción de padres psicológicos!

Seremos obedientes
a nuestra ley
pulsante
de consola intensa
día a día
de no entendernos nunca
pero ser felices

la gravedad
en el aire
de una foto

Podremos ir a cenar
con los ojos más sinceros
de seda de alambre

que la realidad
haya podido
concebir
realidad

miércoles, marzo 08, 2006

Principio y canción

Ya se van al cielo, ya se van a los cielos los peces, sus gritos, sus aleteos. El ritmo de la ausencia, que no saben que no sabía de estos estados de agua, despacio, sólidamente los besos se diluyen sobre la pared, despacio, no deja de ser blanca, ella, mi frontera, tanta agua. El sol, el sol empieza a caer y este aire de carnicería desciende a los dientes de mis ojos. Deseo desciende sobre toda mi extensión, las vías sinuosas de las palabras de agua de tanta de más agua de tanta.
Si aspiro a este momento en que me doy tierno colesterol, si relevo todas esas selvas vendavales, si vienen a salvarme las gotas de sudor. Verano geométrico, verano distante. Sigue mi pequeña conciencia el nado de su pequeña conciencia. Puede ser que se abra una ventana, puede ser que module un trébol el movimiento de dos pestañas. Hilando fino los miembros de mi cuerpo, tiendo a cuerpo descuerpo mientras voy cosiendo las cortinas transparentes de la piel, entre las aguas, tanta agua tanta. Bebo la sangre, bebo mi sangre, bebo la sangre de los que respiran gracias a un árbol. Y el agua, ya vuelven, ya vuelven los espejos, la presencia, peces que levantan la mano antes de hablar.

domingo, marzo 05, 2006

La puerta abierta

Deja la taza en el fuego y toma de la pava. Sube las pestañas. Baja las pestañas. Sube. Baja. Mira sin pensar, reconoce el silencio de las cosas. Le dijeron que nunca llora. Entonces, llora. Derrama lágrimas por su piel, que se vuelve húmeda, que se resbala de los huesos. Dibuja con los dedos y el lápiz en el cajón. El vidrio, sobre la mesa, pierde brillo. El dedo índice está sucio por haber escarbado en el oído derecho. El vidrio pegajoso. No funciona.

Así, no funciona. Se saca la campera y sale a la calle. Corre la vereda y camina sobre el asfalto. Ya no hay autos a esta hora. La hora inconsciente. Camina. Primero, con las manos y después con los pies. Salta los pozos, respeta los semáforos. Se cansa. Vuelve. Arrastra los ojos por el viento. Entra. En el espejo, escribe. Un mensaje para el perdido. A veces, sólo al revés. Le dijeron que no insista más. Entonces, insiste. Cocina. Bebe arroz y mastica jugo de naranja.

Tiempos de amor, son los tiempos del amor.

Todos los segundos que van sobrando los deja sobre el escritorio. Se sienta. Pregunta, dice no, retrocede y pregunta. Dice no. Luego, habla habla habla. Pero parece poco. Aprende a decir no. Las luces se duermen y de a poco amanece. Se para. Busca detrás de la puerta. Entonces, abraza.

Así. Un engranaje de deseos se activa.

Descubre que es un cuerpo y que los cuerpos bailan en cualquier superficie. Abre la mano, estira los dedos, acaricia la piel gruesa del destino. Su azar lumínico. Porque no entiende quiere aprender a entender. Un abismo, de corazón levemente agitado. Sube. Baja. Siente en su respiro la posibilidad. Mezcla el agua caliente con el café y sonríe.

viernes, marzo 03, 2006

Al fin la humanidad - Primera parte -

Saliendo muy tarde del trabajo y llegando muy tarde a otro compromiso me vi obligada a tomar un taxi.
Mientras corría una cuadra y miraba para todos lados vi que justo uno doblaba y lo paré.
Entré y exclamé:
- ¡Justito!
- ¡Así me decían de chiquito! - dice el taxista
Yo semi sonreí y miré por la ventana pensando en que esa frase sería una de esas tantas que uno dice tratando de ser amable. O una frase de catálogo de taxista, vaya uno a saber.
Avanzamos en el viaje y para no pensar en que llegaba tardísimo me puse a chusmear: los asientos gastados, el vidrio derecho faltante, los cierres de las puertas.
Hasta que vi la ficha del conductor y descubro que el taxista... ¡se llama Justo!
Me empecé a reír.

Hola a todos.

miércoles, marzo 01, 2006

Dos canoas

Burbujas de acero en la verborragia elemental.

Van en un autito con cara de muñeca.
Sigiloso y distante el pedal del ojo radiante
quiere arrancar de raíz
toda la pulpa
naranja del río


¡Mira sordo!
Las voces no tienen paz,
el sol las lastima y las vuelve a sanar.

Sólo por querer visitarme a mí

El tiempo estalló en la ventana.
Y todo fue hermoso.