Saliendo muy tarde del trabajo y llegando muy tarde a otro compromiso me vi obligada a tomar un taxi.
Mientras corría una cuadra y miraba para todos lados vi que justo uno doblaba y lo paré.
Entré y exclamé:
- ¡Justito!
- ¡Así me decían de chiquito! - dice el taxista
Yo semi sonreí y miré por la ventana pensando en que esa frase sería una de esas tantas que uno dice tratando de ser amable. O una frase de catálogo de taxista, vaya uno a saber.
Avanzamos en el viaje y para no pensar en que llegaba tardísimo me puse a chusmear: los asientos gastados, el vidrio derecho faltante, los cierres de las puertas.
Hasta que vi la ficha del conductor y descubro que el taxista... ¡se llama Justo!
Me empecé a reír.
Hola a todos.
en sueños no hay firmeza
Hace 1 día.
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