En mi chasis de piel
despierta una gata madrugada
Se sienta a la mesa, escupe, maldice,
semillas de uva por el frío vaso de leche
otra cosa dañina sería mejor
como raspar con la lengua la desventurada ocasión
de darnos los cuerpos
ay qué ofrenda de amor
Es oblicua pupila
que olfatea mi vértebra
y quiebra la sangre hasta nacer
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